Envejecer
Envejecer es un estado que genera importantes retos y ambivalencias. Si bien, todos queremos envejecer y seguir viviendo, no es fácil afrontar la temporalidad de la vida, sabiendo que nuestro camino está muy avanzado y especialmente al experimentar la sombra del final de nuestros días y de los que nos acompañado en el viaje.
Hacerse mayor, envejecer, conlleva hacer muchos duelos, podemos nombrar algunos como:
- Pérdida de un cuerpo que ya no se ve, ni responde a nuestros deseos como antaño.
- Pérdida de los ideales, “lo que pudo haber sido y no fue”
- Pérdida de un trabajo que, al menos, nos dotaba de una obligación cotidiana y nos otorgaba un lugar en la realidad social.
- Pérdida de nuestros hijos que han crecido y se han marchado de la casa familiar.
- Pérdida de seres queridos: esposo, esposa, hermanos, amigos,…
Llevar a cabo cualquier duelo implica un gran gasto de energía psíquica, y la posibilidad de llevarlos a cabo, dependerá mucho de la estructura psíquica previa, también de lo que signifique para cada persona estas pérdidas.
A veces estos cambios que ocurren en el envejecimiento invaden a las personas de síntomas como la tristeza, abulia, apatía, descuido personal, desinterés generalizado que se mantienen en el tiempo y que hacen necesario acudir a un psicoanalista.
Si, bien la vejez es un tiempo de duelos, a veces éstos no resultan fáciles de elaborar. En estos casos llevar a cabo un trabajo clínico puede ayudar a encontrar a partir de las palabras y sentires de estas personas, los lugares en lo que se ha quedado bloqueada, y que le impiden encontrar pequeños placeres y con ellos nuevos deseos de vida.
Ángeles PalacioPsicóloga-Psicoanalista