Vivencias traumáticas
A pesar que vivimos instalados en la cultura de la prevención, ésta no nos protege de situaciones imprevistas que irrumpen en nuestra realidad de forma inesperada y que cuando nuestro psiquismo no está preparado provocan lo que conocemos por vivencias traumáticas.
Una de las características de lo traumático es que a veces no es fácil reconocerlo, algunas personas encapsulan estas experiencias, y pueden hablar de ellos sin aparentemente sentirse afectados en lo que dicen, otras personas se quedan en un estado de shock y otras lo reprimen, lo olvidan porque les resulta insoportable. Estos procesos no son conscientes, ocurren más allá de la voluntad de las personas.
También están las experiencias traumáticas ocurridas en la infancia, cuando aún no teníamos disponibles las palabras para poder pensar lo que nos ocurría. En otras ocasiones se trata de vivencias traumáticas ocurridas en las generaciones que nos precedieron y que nos han sido transmitidas.
En cualquier caso, estas circunstancias dejan huellas en nuestro psiquismo que afecta a nuestras vidas y nuestras relaciones. Reaccionamos con ansiedad, tristeza, aislamiento, conductas de riesgo… frente a acontecimientos sin saber por qué.
Antes estas vivencias se hace necesario hacer un trabajo que nos permita entender qué ocurrió en esas experiencias, qué lugar ocupamos en ellas, qué responsabilidad tuvimos si la hubo, cómo se ha instalado esta vivencia en nuestros modos de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás y a partir de ahí buscar espacios más saludables en nuestra vida y relaciones.
Ángeles PalacioPsicóloga-Psicoanalista